La costa de esta comarca abarca desde Somo, frente a la bahía santanderina hasta Santoña. Esta dividida en dos sectores: el primero llega hasta el cabo de Ajo(el punto mas septentrional de la costa) y en su recorrido predominan los acantilados con escasos arenales; y el segundo, desde el cabo Quejo hasta la ría de Treto con bellas y extensas playas. De estas encontramos básicamente tres tipos: Salvajes como Langre y Antuerta (Ajo), son muy atractivas pues se encuentran alejadas de los núcleos de población y son de difícil acceso; semiurbanas como Somo, Loredo, Ajo, Isla, Noja y Berria (Santoña), de gran belleza, muy localizadas y utilizadas en la época estival; y urbanas como San Martín (Santoña).
Santoña dispone de una importante flota pesquera y concentra en sus factorías, junto con Laredo y Colindres, el artesano trabajo del salazón y la conserva de la anchoa y el bonito, productos ambos de gran prestigio. Junto a ellos, las finísimas almejas de Pedreña y las excelentes langostas de Isla son degustados en tabernas y restaurantes cercanos a los puertos.
La Reserva Natural de las Marismas de Santoña, en la desembocadura del Asón, es un santuario de la naturaleza. Numerosos aficionados se dan cita aquí para observar las aves migratorias que se concentran en cantidades enormes.
Al norte de la reserva está el peñón El Buciero, una formidable formación de roca cubierta de encinas, en cuyos acantilados se encuentran los faros de El Caballo y El Pescador. Dos fuertes (San Martín y San Carlos), en los flancos de este peñón, convirtieron antiguamente a la villa en enclave estratégico militar.
En el interior, siguiendo el curso del río Miera, se encuentra Liérganes, una villa con preciosos rincones, cuya parte antigua ha sido declarada conjunto histórico – artístico y en la que vale la pena visitar la colección de árboles del jardín del famoso balneario. Cuenta con diversas casas nobles que, junto a las de Rubalcaba y El Palacio de Elsedo en Pámanes (que contiene una magnífica colección de pinturas de autores cántabros como Riancho o Cossío), dan una buena muestra de la arquitectura civil montañesa.
En cuanto a arquitectura religiosa cabe destacar la iglesia de Santa María del Puerto (siglo XIV) en Santoña, y la de Santa María en Bareyo, pequeña joya del románico montañés.